Bello, fascinante, actual, espectacular, el mejor libro escrito en idioma castellano. El Quijote es el mejor personaje de ficciòn que representa a todos los docentes que trabajamos a conciencia. siempre ahì, de pie frente a nuestros alumnos, soñamos dìa a dìa que podemos contra los molinos de viento y siempre, siempre, tenemos un sancho que nos acompaña y se presta a vivir junto a nosotros esta fantàstica aventura que es enseñar.
Perdòn por la falta de mayùsculas, pero mi teclado llegò a fin de año antes que yo.
Un beso enoooooooooorme y bravo por esto seño Norita
Una seño recibió este poema y nos pareció super lindo compartirlo a esta altura del año...
Tan buena como mi vieja y como ella nerviosa, de las que agrandan las cosas y que por nada se quejan; tenía entre ceja y ceja esa cuestión del aseo, en lo mejor del recreo revisaba las orejas.
Decía que un pajarito al oído le nombraba los niños que conversaban cuando salía un ratito; y si un grandote de quinto armaba la tremolina, parecía una gallina cuando tiene los pollitos . . .
Nos tomaba la lección siguiendo el orden de lista y obligaba con la vista a seguir con atención; yo era medio remolón porque andaba por la “G” y cien veces me chasquié al preguntar de a traición.
Se pasaba todo el día prometiendo malas notas y que en vez de la pelota estudiaran geometría, era mujer . . . ¡qué sabía de un golazo de voleo . . .! , por eso es que en el recreo los muchachos se reían . . .
Pero una vez se enfermó y mandaron la suplente que enseñaba diferente y hasta de “usted” nos trató; y nosotros. . . ¡qué sé yo! sería mejor maestra pero fieles a la nuestra declaramos el boicot.
Y cuando vino al grado después de la enfermedad, nos pusimos a gritar que casi la desmayamos, y cuando vio tantas manos que la querían tocar, de floja se echó a llorar y nosotros la imitamos.
Ah! pobre maestra mía! ¡cómo estarás de vieja!… revisame las orejas, soy un chico todavía. No sabés con qué alegría quisiera volverte a ver; no me vas a conocer, pero entonces te diría:
Yo ocupaba el tercer banco al lado de la ventana, el que abría las persianas cuando el sol no daba tanto; el que se ahogaba de llanto el día que te dejó, y que nunca te olvidó, y es por eso que te canto.
Vos sos la dulce canción de la edad que ya se fue, hoy he venido otra vez para darte la lección; preguntame de a traición maestra del cuarto grado, que cuanto me has enseñado lo llevo en le corazón…
Guau!!! Impresionante.-
ResponderEliminarBello, fascinante, actual, espectacular, el mejor libro escrito en idioma castellano. El Quijote es el mejor personaje de ficciòn que representa a todos los docentes que trabajamos a conciencia.
ResponderEliminarsiempre ahì, de pie frente a nuestros alumnos, soñamos dìa a dìa que podemos contra los molinos de viento y siempre, siempre, tenemos un sancho que nos acompaña y se presta a vivir junto a nosotros esta fantàstica aventura que es enseñar.
Perdòn por la falta de mayùsculas, pero mi teclado llegò a fin de año antes que yo.
Un beso enoooooooooorme y bravo por esto seño Norita
Una seño recibió este poema y nos pareció super lindo compartirlo a esta altura del año...
ResponderEliminarTan buena como mi vieja
y como ella nerviosa,
de las que agrandan las cosas
y que por nada se quejan;
tenía entre ceja y ceja
esa cuestión del aseo,
en lo mejor del recreo
revisaba las orejas.
Decía que un pajarito
al oído le nombraba
los niños que conversaban
cuando salía un ratito;
y si un grandote de quinto
armaba la tremolina,
parecía una gallina
cuando tiene los pollitos . . .
Nos tomaba la lección
siguiendo el orden de lista
y obligaba con la vista
a seguir con atención;
yo era medio remolón
porque andaba por la “G”
y cien veces me chasquié
al preguntar de a traición.
Se pasaba todo el día
prometiendo malas notas
y que en vez de la pelota
estudiaran geometría,
era mujer . . . ¡qué sabía
de un golazo de voleo . . .! ,
por eso es que en el recreo
los muchachos se reían . . .
Pero una vez se enfermó
y mandaron la suplente
que enseñaba diferente
y hasta de “usted” nos trató;
y nosotros. . . ¡qué sé yo!
sería mejor maestra
pero fieles a la nuestra
declaramos el boicot.
Y cuando vino al grado
después de la enfermedad,
nos pusimos a gritar
que casi la desmayamos,
y cuando vio tantas manos
que la querían tocar,
de floja se echó a llorar
y nosotros la imitamos.
Ah! pobre maestra mía!
¡cómo estarás de vieja!…
revisame las orejas,
soy un chico todavía.
No sabés con qué alegría
quisiera volverte a ver;
no me vas a conocer,
pero entonces te diría:
Yo ocupaba el tercer banco
al lado de la ventana,
el que abría las persianas
cuando el sol no daba tanto;
el que se ahogaba de llanto
el día que te dejó,
y que nunca te olvidó,
y es por eso que te canto.
Vos sos la dulce canción
de la edad que ya se fue,
hoy he venido otra vez
para darte la lección;
preguntame de a traición
maestra del cuarto grado,
que cuanto me has enseñado
lo llevo en le corazón…
Qué lindo escribe la señorita Rosana!!!!
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